domingo, 26 de octubre de 2008

Arqueología Galland: El Chimango LV DAT



El 27 de diciembre de 2003, en mi carácter de Inspector de la DHA, tuve la oportunidad de conocer el Club de Planeadores Cóndor, en Zárate, Pcia. de Buenos Aires. Allí encontré este tesoro: Uno de los planeadores volados por Adolf Galland en Argentina. Allí colgado de techo del hangar, se hallaba esta reliquia, que el General de los Cazas utilizó para surcar los cielos de Merlo, yá que el Cóndor tenía su sede en el Club de Planeadores Albatros.

viernes, 24 de octubre de 2008

En Lápiz y Papel



Mi Amigo Daniel Duarte me envió este simpático dibujo haciendo un collage con la actividad aérea desarrollada por el General de los Cazas en Argentina. Gracias Dani !!

jueves, 23 de octubre de 2008

Comentarios de Lectores

El Libro me pareció excelente, denota un minucioso trabajo de investigación, rescata información que supongo solo debió haber sido conocida por la gente de la época. Otro punto muy importante a destacar es que ha sido escrito con absoluta objetividad, habida cuenta que muchas veces a los historiadores se les hace difícil ser imparciales. El autor nos muestra el paso del as alemán por la Argentina sus enseñanzas y la huella dejada a su paso, así como también nos deja ver a Galland fuera de su ámbito aeronáutico, como un hombre común, con sus virtudes y sus defectos. Cabe destacar que antes de leer este libro solo sabía que "El General de los Cazas" había estado en Argentina, ni me imaginaba que llegó a volar en nuestros Gloster Meteor, ni tampoco que había vivido en un chalet de Ciudad Jardín del Palomar y mucho menos que sus memorias "El Primero y el Último" fueron escritas en Argentina Creo que a todos los que como yo les apasiona la historia ( especialmente aeronáutica ), este es un libro absolutamente recomendable e imperdible Desde ya quedo a la espera de algún nuevo trabajo de investigación de este promisorio historiador.

Héctor TITO Gonzalez
Hurlingham

miércoles, 15 de octubre de 2008

La Personalidad de Galland

Luego de terminado mi trabajo de investigación, habiendo entrevistado a personas que habían conocido y tratado al General Galland, era hora de sacar mis propias conclusiones: ¿Qué clase de tipo era Galland? Generalmente, tratamos de entronizar al AS, al Héroe....pero eso es para el público, ¿y lo que hay debajo de esa máscara?.
Encontré en la web este artículo, por cierto muy bueno, publicado por el diario EL PAÍS de Madrid, que pienso, nos pinta en forma la personalidad del General de los Cazas. Espero lo disfruten.

REPORTAJE: PERSONAJES HISTÓRICOS grandes antagonistas
Las rapaces enfrentadas
JACINTO ANTÓN 03/08/2008

Adolf Galland y Werner Mölders fueron legendarios pilotos de caza alemanes de la II Guerra Mundial, ases de la Luftwaffe y rivales en la cuenta de derribos de aparatos enemigos. En los anales de la aviación de combate destacan dos grandes aves rapaces alemanas, dos extraordinarios pilotos de caza y líderes del arma aérea. Eran jóvenes, valientes, guapos, arrogantes y, a bordo de sus veloces y mortíferas máquinas, duros y crueles. Estaban dispuestos a morir con la misma ligereza, casi inconsciencia, con que mataban.
Se conocieron en el bar del hotel Cristina de Sevilla en 1938, cuando estaban en la Legión Cóndor. Galland era rebelde y juerguista; Mölders, disciplinado y ascético
Adolf Galland (Westerholt, 1912) y Werner Mölders (Brandeburgo, 1913), aunque superados finalmente en victorias por otros colegas -Hartmann, Barkhorn, Rall-, fueron los dos grandes ases emblemáticos de la fuerza aérea del III Reich, la Luftwaffe, en la II Guerra Mundial. Sus carreras discurrieron (hasta la muerte de Mölders) en paralelo; abatieron cada uno un centenar de aviones enemigos, llegaron ambos a generales de cazas y, pese a que formalmente los unía la amistad y la camaradería de los pilotos, una fuerte rivalidad se instauró entre ellos acerca de quién obtenía más derribos, mejores condecoraciones, más rango y mayor popularidad. Su pugna por las victorias y los trofeos, que prolongaba la de los legendarios héroes aéreos de la I Guerra Mundial Manfred von Richthofen y Oswald Bölcke (Galland se identificaba con el primero -suscribía la vehemente afirmación del Barón Rojo: "Atacar y derribar, todo lo demás son tonterías"-, y Mölders, con el segundo, el gran táctico y maestro), se convirtió en un elemento de su fama. Los niños alemanes adoraban a uno o a otro, soñando con imitarlos, como si fueran rutilantes deportistas, y no gavilanes de ensangrentadas garras de acero.
Eran Galland y Mölders, pese a compartir muchas características -el genio de los grandes aviadores, el valor, la pasión por el vuelo, el fair play-, dos hombres muy diferentes, incluso opuestos. Y en ellos se pueden identificar los rasgos de los dos modelos de pilotos de caza, el racional y el apasionado, el estratega y el cazador. El vital, juerguista y extravagante Dolfo Galland, que se peinaba hacia atrás con brillantina el cabello negro, lucía bigote y fumaba puros (un improbable Groucho Marx en Messerschmitt), contrastaba con el flemático Vati -Papi- Mölders, serio, casi ascético, responsable y disciplinado, defensor del juego en equipo, obsesionado con enseñar a los nuevos pilotos. El primero era rebelde por naturaleza, burlón, impertinente, individualista y desobediente. En una ocasión, rumbo a una fiesta, trabó combate con su caza cargado de langostas y champán. Es célebre la respuesta que le dio a Goering cuando, de visita en los nidos de Messerschmitt de la costa francesa, el mariscal se reunió con sus dos pollos y jefes de escuadrilla favoritos y les preguntó qué les hacía falta para doblegar a los británicos en la batalla de Inglaterra. Mölders respondió a lo Fernando Alonso que Messerschmitt Bf-109 con motores más potentes, mientras que Galland le espetó al orondo jefe de la Luftwaffe: "Una escuadrilla de Spitfire".
Galland, con hechuras de play boy, amante de los placeres, reprendía a Mölders, ferviente cristiano, por su estilo de vida "de monje" y su abstinencia (de todo tipo). En Galland había algo simpático, pero tenía alma salvaje de cazador y un lado oscuro, frío, analítico, casi despiadado. En sus famosas memorias (reeditadas ahora: El primero y el último, Niseo, 2008) no reprime su fascinación por Hitler, y uno buscará en balde alguna muestra de arrepentimiento, sensibilidad o compasión. Al acabar la guerra trabó amistad con algunos de los grandes pilotos aliados. Sin embargo, uno de ellos, Foxley-Norris, de la RAF, lo definió así de sucintamente: "Galland era un mierda".
Con el tranquilo y gran teórico Mölders, cuya arma secreta en el aire era una vista extraordinaria -todo un don para un ave de presa-, es difícil entusiasmarse, aunque parece que no era mal tipo y tenía tendencia a sufrir mareos en el avión.
Se conocieron en el bar del hotel Cristina de Sevilla en 1938 durante la Guerra Civil. Galland llevaba tiempo en España como aviador de la Legión Cóndor, pero, constreñido a volar en un biplano Heinkel He-51, no consiguió ningún derribo. El veterano recibió fríamente a Mölders, que venía a reemplazarle al mando de su escuadrilla y traía bajo el brazo los Messerschmitt Bf-109 que tanto deseaba Galland. Con ese aparato, el recién llegado lograría 14 victorias sobre la aviación republicana, el récord de la Legión Cóndor. Galland, que se moría por volar en cazas, no lo lograría hasta pasada la invasión de Polonia, en Francia, y sería precisamente bajo el mando de Mölders, que se había convertido ya en un as (20 derribos y la ansiada Cruz de Caballero).
Galland recobró con rapidez el tiempo perdido. Cazó su primera víctima, un Hurricane, el 14 de mayo de 1940, y luego, ¡el mismo día!, otros dos. La cuenta fue aumentando y pronto el score se acercó al de Mölders. El 20 de septiembre de 1940, Mölders pintó en su cola las 40 victorias. Galland, cinco días después. El 22 de octubre, Mölders consiguió las 50. El último día del año, Galland iba por 58 y había pasado a Mölders, con sólo 55. A mediados de 1941, Mölders volvió a pasar a Galland al alcanzar 68 derribos, pero éste lo adelantó de nuevo el 21 de junio con 69. Las cifras disfrazan un mundo de frenéticos combates, miedo, dolor, escalofriantes caídas y pilotos ardiendo como teas. Un juego mortal en el que ambos cazadores fueron a su vez cazados, aunque sobrevivieron para volver a volar. Prácticamente igualados, Mölders fue transferido al Este para la invasión de Rusia, y allí, con la facilidad de abatir aeroplanos soviéticos, descompensó las cuentas para desesperación de Galland. A primeros de julio fue el primer piloto de la historia en lograr los 100 derribos, lo que le supuso los diamantes para su Cruz de Caballero, aunque también la prohibición de seguir volando, para evitar el golpe de efecto del enemigo si lo derribaban. Galland, que ajustaba al cuello su propia Cruz de Caballero con una liga de mujer, consiguió los diamantes con sólo 94 -pero todos en el más difícil frente del Oeste-. Mölders se detuvo finalmente en 101 (más los 14 de España). Se mató en accidente de aviación (no pilotaba él) cuando acudía al funeral del viejo as Ernst Udet el 22 de noviembre de 1941. Galland sobrevivió a la guerra y a sus discusiones con Goering; murió a los 83 años, en 1996. Acabó la contienda con 104 kills, incluidos 53 Spitfire, que ya son Spitfire.
Hoy, los dos rivales, Galland y Mölders, forman parte de la gran leyenda de la aviación, y quién sabe si se siguen retando, incorregibles, allá arriba, en algún remoto cielo ardiente de los pilotos.

lunes, 13 de octubre de 2008

Antes del último vuelo....


Quizás, la última foto. JAGER BLATT es la publicación de la Asociación de Pilotos de Caza de Alemania. En su portada, la que fué quizás, la última foto de un As de la Aviación antes de partir en su último vuelo, el 9 de febrero de 1996.

martes, 7 de octubre de 2008

Carta del Sr. Director del Museo Nacional de Aeronáutica

Sr. Suboficial Walter Marcelo BENTANCOR
De mi mayor consideración:

Me es grato dirigirme a Usted a los efectos de agradecerle la donación de material que nos ha entregado, que tanto valor debe representarle y que gentilmente ha cedido al organismo que dirijo.
Al respecto, cumplo en hacerle saber la satisfacción que siento al poder contar con este tipo de objetos, que sin duda alguna contribuyen a enriquecer el patrimonio del Museo Nacional de Aeronáutica.
Sin otro particular y esperando que sea imitado por muchos otros, aprovecho la oportunidad para reiterarle las seguridades de mi consideración mas distinguida.

Fdo.: Comodoro Gabriel Tomás PAVLOVCIC
Director del Museo Nacional de Aeronáutica

1) Cuadro homenaje al Teniente General Adolf Galland, por su labor como asesor de la Fuerza Aérea Argentina, durante el período comprendido entre los años 1948 y 1955.

sábado, 4 de octubre de 2008

Antes del Meteor.....El Hawk 75 !!




Un viejo conocido de Galland: El Curtiss Hawk 75 fué el principal avión de caza en la FAA hasta la llegada del Gloster Meteor. Pueden darse una idea del salto cualitativo que significó para los pilotos pasar de éste avión al bólido. Galland los combatió en la campaña de Francia. En éstas fotos, se pueden apreciar a los futuros Glosteros, abajo, el Alférez Gert Kleissen en vuelo con su Hawk 75. (Fotos vía Ricardo Kleissen)