El próximo domingo se festeja el Día del Niño y la casualidad quiso que coincidiera con el Día de la Fuerza Aérea Argentina, dos eventos muy ligados entre sí. Seguramente, a todos los que amamos la aviación, ese amor nos nació desde la niñez, aún hoy en día, con toda la tecnología reinante (internet, Play, ciber, etc) los chicos se siguen asombrando al ver un avión. Cada uno de nosotros todavía lleva en su interior (leáse Alma) ese niño que soñaba con poder ser el comandante de esos pájaros metálicos. Desde éste blog, quiero rendirle un emocionado homenaje a ese Niño que habita adentro nuestro. Ese niño que aflora cada vez que nos ronda por la cabeza la idea de abandonar la profesión y nos dice :¡ Acordate lo que te producía ver un avión !.
Año 1970. Primera Brigada Aérea El Palomar. ¡ Buenos Días Suboficial !, me permitiría enseñarle la máquina a mi nieto ? (el mecánico, de overol caqui, sentado en la puerta de su avión) Como no!, suba Suboficial Mayor ! El niño de cinco años trepó al viejo DC 3 camuflado, miraba asombrado la extrañas redes en su interior. Abuelo, este no tiene asientos ! .... No, éste es para paracaidistas, contestó el viejo suboficial mientras avanzaban hasta la cabina, y allí, el niño observó con asombro ese panel de instrumentos, como sí hoy se tratara del transbordador espacial, pero cuándo se quiso sentar, los asientos despedían los resortes desde su interior, lo miró con sus ojitos de asombro a su Abuelo buscando una explicación. Sin saberlo, mi destino estaba marcado: Bienvenido a la FAA !! .
Ese niño.....se convirtió en el hombre que soy.
Foto superior: Mi hija Anabella frente al DC 3 ex TC 33 del Museo del Aeroclub Baradero
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